Luis Buñuel (Un Aragones)

Luis Buñuel Portolés (Calanda, Teruel, Aragón, España, 22 de febrero de 1900 - Ciudad de México, México, 29 de julio de 1983) fue un director de cine español naturalizado mexicano.[1] La gran mayoría de su obra fue realizada en México y Francia y es considerado uno de los más importantes y originales directores de la historia del cine.




Sus primeros años

Luis Buñuel nació en Calanda el 22 de febrero de 1900. Su padre, Leonardo Buñuel González, originario del mismo pueblo, donde tenía un negocio de ferretería, había conseguido una pequeña fortuna en Cuba y tras la guerra de independencia liquidó sus negocios y volvió a su pueblo natal, donde se casó con María Portolés Cerezuela, mucho más joven que él, con la que tuvo siete hijos: Luis (1900), María (1901), Alicia (1902), Concepción (1904), Leonardo (1907), Margarita (1912) y Alfonso (1915). A los cuatro meses del nacimiento de su primogénito, la familia se trasladó a vivir a Zaragoza y a partir de entonces pasó a repartir sus vacaciones entre Calanda (donde regresaban en Semana Santa) y San Sebastián.



Así pues, Luis pasó toda su infancia y adolescencia en Zaragoza, donde cursó la educación primaria y secundaria, primero en Corazonistas (con mayoría de franceses) y luego durante siete años en el colegio jesuita de El Salvador, en la plaza de Aragón, a media pensión (con una gorra como uniforme). En 1908 asistió por primera vez al cine Farrucini (una barraca con una lona como cubierta) para ver una película coloreada a mano de dibujos animados. En esa época el cine era considerado todavía una atracción de feria y aún tardó unos años en haber salas estables. Luis vio durante su infancia muchas películas (su prima tenía acceso desde la cocina de su casa a la pantalla de uno de los primeros cines de Zaragoza). Cuando tenía trece años, a la vuelta de uno de los habituales viajes a París de sus padres, éstos le regalaron un teatro con personajes de cartón; con este teatro comenzó a ofrecer representaciones a los jóvenes de su pueblo.



A partir de 1913, paralelamente a sus estudios, comenzó a estudiar violín y a tocar en el coro de la Virgen del Carmen de Zaragoza. Ese mismo año salió por primera vez de Aragón y viajó a Vega de Pas (Cantabria). En 1915 fue expulsado por los jesuitas del colegio a causa de una borrachera y se matriculó en el Instituto de Enseñanza Media de Zaragoza (más tarde llamado Goya) como alumno libre. En esa época leyó El origen de las especies de Darwin.



A los 17 años, terminado el bachillerato, partió a Madrid para cursar estudios universitarios. En la capital se alojó en la recién creada Residencia de Estudiantes, fundada por la Institución Libre de Enseñanza, donde permaneció siete años. Su propósito era estudiar, inducido por su padre, Ingeniería Agrónoma. En esta época se interesó por el naturismo y llevó una alimentación y vestimenta espartanas, gustando de lavarse con agua helada. Tomó parte de las actividades del cine-club de la Residencia y trabó amistad con, entre otros, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pepín Bello y Juan Ramón Jiménez. También participó en las tertulias ultraístas y, todos los sábados desde 1918 hasta 1924, en las del Café Pombo, dirigidas por Ramón Gómez de la Serna.



En 1920 inició, con el doctor Ignacio Bolívar, estudios de entomología, que abandonó para matricularse en Filosofía y Letras, rama de Historia, ya que se había informado de que varios países ofrecían trabajo como lector de español a licenciados en Filosofía y Letras, lo que suponía una oportunidad de cumplir su deseo de salir de España.



Con sus compañeros de la Residencia hizo sus primeros ensayos de puesta en escena, con versiones delirantes del Don Juan Tenorio en las que actuaban Lorca, Dalí y otros compañeros.



En 1921, año del Desastre de Annual, conoció en la Residencia al hermano de Abd el Krim, dirigente de la resistencia contra la dominación colonial española y francesa en el norte de Marruecos. Visitó por primera vez Toledo, ciudad que causó una profunda impresión en Buñuel y sus amigos. También tuvo conocimiento en estos años de las tendencias internacionales más importantes del pensamiento y del arte y mostró interés por el Dadaísmo y la obra de Louis Aragon y André Bretón. Y por supuesto siguió asistiendo con regularidad al cine.



En 1923 murió su padre en Zaragoza, inició el servicio militar y publicó su primer artículo, al que siguieron cuentos y poemas en revistas de vanguardia e incluso preparó un libro que los recopilaba bajo el título Un perro andaluz. Muchas de las imágenes de sus escritos de estos años, previos al surrealismo francés, pasaron a su cine. El día de San José de ese mismo año de 1923 fundó la paródica Orden de Toledo y se nombra a sí mismo condestable. Para ser caballero había que emborracharse y estar toda la noche sin dormir. A ella pertenecieron, entre otros, Dalí, Pepín Bello, Alberti...



En 1924, año en que Dalí le realiza su primer retrato, se licenció en Historia y renunció al doctorado, decidido a marcharse a París, la que por entonces era capital cultural de occidente.



París y primeras películas

En enero de 1925, después de asistir a la conferencia que da Louis Aragon en la Residencia de Estudiantes, Buñuel abandonó Madrid rumbo a París. En la capital francesa asistió a las tertulias de los inmigrantes españoles y se acerca cada vez más al grupo surrealista. Su afición por el cine se intensificó y veía habitualmente tres películas al día, una por la mañana (generalmente proyecciones privadas, gracias a un pase de prensa), otra por la tarde en un cine de barrio y otra por la noche. También comenzó a colaborar como crítico en varias publicaciones de cine y arte, como Cahiers d'Art, Alfar, L'Amic de les Arts, Helix, Horizonte y La Gaceta Literaria. En ellas dejó constancia de sus concepciones cinematográficas, algo en lo que no se prodigó en lo sucesivo.



El pianista Ricardo Viñes le propuso la dirección escénica de El retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla, que, estrenada en Ámsterdam el 26 de abril de 1926 y representada también al día siguiente, supuso un importante éxito. Esta experiencia le llevó a escribir una pieza de teatro de cámara de vanguardia titulada Hamlet en 1927, que fue estrenada en el Café Sélect de París.



Su conversión total al cine se produjo tras ver la película Las tres luces (Der müde Tod) de Fritz Lang. Varias semanas después se presentó en un rodaje al conocido director de cine francés Jean Epstein y se ofreció a trabajar en cualquier labor a cambio de aprender todo lo que pudiera acerca del cine y Epstein acabó permitiéndole desempeñar el cargo de ayudante de dirección en el rodaje de sus películas mudas Mauprat y La caída de la casa Usher (La chute de la maison Usher), de 1928.



También en estos años colaboró como actor en pequeños papeles, como el de contrabandista en la película Carmen, de los estudios Albatros, con Raquel Meller, y en La Sirène des Tropiques con Joséphine Baker. Todo este bagaje le familiarizó con el oficio cinematográfico y le permitió conocer a buenos profesionales y actores que después habrían de colaborar con él en Un perro andaluz y La edad de oro, sus dos primeras películas. Como crítico, elogió el cine de Buster Keaton y atacó, por considerarla pretenciosa, la vanguardia cinematográfica francesa, en cuyas filas militaba el propio Jean Epstein. Es conocida su ruptura con éste al negarse el aragonés a trabajar en el nuevo proyecto del más reputado de los directores vanguardistas franceses, Abel Gance.



Cada vez más interesado por el grupo surrealista de Breton, comenzó a trasladar a sus compañeros de la Residencia de Estudiantes las novedades de esta tendencia, escribiendo poemas de un surrealismo ortodoxo e instando a Dalí a que se trasladase con él a París para conocer el nuevo movimiento. En 1927 escribió Polismos y viajó a la Residencia de Estudiantes para dirigir un ciclo de cine.



En 1928 preparó un guión cinematográfico sobre Francisco de Goya con motivo del centenario de su fallecimiento, patrocinado por una comisión zaragozana. El proyecto no llegó a buen término por falta de presupuesto, como tampoco otro basado en un guión de Ramón Gómez de la Serna que iba a titularse El mundo por diez céntimos, en el que el hilo conductor iban a ser los sucesivos cambios de dueño de una moneda. Este mismo año se adhirió al grupo surrealista de París. En colaboración con Ramón Gómez de la Serna terminó el guión de Caprichos, que nunca se llega a rodar. Colaboró en el número especial de la gaceta literaria Cinema 1928.



En enero de 1929, Buñuel y Dalí, en estrecha colaboración, ultimaron el guión de un film cuyo proyecto se titularía sucesivamente El marista en la ballesta, Es peligroso asomarse al interior y, por fin, Un perro andaluz. La película se comenzó a rodar el 2 de abril con un presupuesto de 25.000 pesetas aportadas por la madre de Buñuel. Se estrenó el 6 de julio en el Studio des Ursulines, un cine-club parisino, en el que alcanzó un clamoroso éxito entre la intelectualidad francesa, y permaneció en exhibición nueve meses consecutivos en el Studio 28.



A partir de la proyección de Un perro andaluz, Buñuel fue admitido de lleno en el grupo surrealista, que se reunía diariamente en el Café Cyrano para leer artículos, discutir sobre política y escribir cartas y manifiestos. Allí, Buñuel forjó amistad con Max Ernst, André Bretón, Paul Éluard, Tristan Tzara, Yves Tanguy, Magritte y Louis Aragon, entre otros.



A fines de 1929 se volvió a reunir con Dalí para escribir el guión de lo que sería más tarde La edad de oro, pero la colaboración ya no resultó tan fructífera, pues entre los dos se interpone el gran amor de Dalí, Gala Eluard. Buñuel comenzó el rodaje de la película en abril de 1930, cuando el pintor se encontraba disfrutando de unas vacaciones con Gala en Torremolinos. Cuando descubrió que Buñuel ya ha acabado la película, con el sustancioso mecenazgo de los Vizcondes de Noailles, que deseaban producir una de las primeras películas sonoras del cine francés, Dalí se sintió marginado del proyecto y traicionado por su amigo, lo que originó un distanciamiento entre ellos que se fue incrementando en el futuro. A pesar de aquello, felicitó a Buñuel por el largometraje, asegurando que le había parecido "una película americana". El estreno tuvo lugar el 28 de noviembre de 1930. Cinco días más tarde grupos de extrema derecha atacaron el cine donde se proyectaba y las autoridades francesas acabaron prohibiendo la película y requisaron todas las copias existentes, comenzando una larga censura que duraría medio siglo, pues por ejemplo no sería distribuida hasta 1980 en Nueva York y un año después en París.



En 1930 Buñuel viajó a Hollywood, contratado por la Metro Goldwyn Mayer, como «observador», con el fin de que se familiarizara con el sistema de producción estadounidense. Allí conoció a Charles Chaplin y Serguéi Eisenstein. En 1931 llegó a España, en vísperas de la proclamación de la Segunda República. La edad de oro se proyectó en Madrid y Barcelona. En 1932 asistió a la primera reunión de la Asociación de Escritores Revolucionarios (AERA), se separó del grupo surrealista y se afilió al Partido Comunista francés. Contratado por la Paramount, regresó a España y trabajó como responsable de sincronización. En 1933, financiado por su amigo Ramón Acín, filmó Las Hurdes, tierra sin pan, un documental sobre esa comarca extremeña. La derecha y la Falange Española comenzaban a rebelarse en España y la película fue censurada por la joven y débil Segunda República Española por considerarla denigrante para España. Ese mismo año firmó un manifiesto contra Hitler con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Sender, Ugarte y Vallejo.



En 1934 visitó en París a Dalí, ya casado con Gala. Dalí se comportó muy indiferente con Buñuel, con lo que empezó su distanciamiento. El 23 de junio se casó con Jeanne Rucar, a la que había conocido en casa de su amigo Joaquín Peinado en 1925 cuando estudiaba anatomía en París y que había sido medalla de bronce de gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de París 1924. La boda se celebró en la alcaldía del distrito XX de París, sin invitar a la familia, con tres testigos improvisados (uno de ellos, un transeúnte desconocido) y, después de comer, Buñuel volvió a Madrid, ya que había aceptado trabajar para la Warner Brothers como director de doblaje. La pareja tendría dos hijos, Jean Louis, nacido en París, y Rafael, que lo haría en Nueva York.



En 1935, con ayuda de algún dinero familiar, fundó, junto a Ricardo Urgoiti, la productora Filmófono, que competía con la Cifesa de los hermanos Casanova, principal productora española de los años treinta. Filmófono produjo películas como Don Quintín el amargao, donde debutó en el cine la gran bailaora Carmen Amaya, La hija de Juan Simón, ¿Quién me quiere a mí? o ¡Centinela alerta! y la única condición de Buñuel para producirlas era, curiosamente, no aparecer en la ficha técnica, pues a sus ojos no eran más que "melodramas baratos". Todas estos largometrajes fueron rentables y supusieron la consolidación de la industria cinematográfica española de los años treinta. Sin embargo, la Guerra Civil abortó este proyecto.



La Guerra Civil. Estados Unidos

El golpe de estado franquista sorprendió a Buñuel en Madrid. Así como Dalí se alineó con Franco y simpatizó con el bando nacionalista, Buñuel siempre permaneció fiel a la democracia de la República. No obstante, no dejó por ello de ayudar a amigos suyos del bando franquista cuando estuvieron en peligro de muerte; así, logró que liberasen a José Luis Sáenz de Heredia (primo hermano de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange), que simpatizaba con Franco, pues habían trabajado juntos en Filmófono. El 18 de agosto de 1936 es asesinado Lorca.



En septiembre de 1936 salió de Madrid en un tren abarrotado hacia Ginebra, vía Barcelona. Allí lo había citado para una entrevista Álvarez del Vayo, ministro de Asuntos Exteriores de la República, quien lo mandó a París como hombre de confianza de Luis Araquistáin, embajador en Francia, para realizar diferentes misiones, principalmente de inteligencia. Supervisó y escribió junto a Pierre Unik el documental España leal en armas. Realizó su bautismo aéreo en varios viajes relámpago a España, en misiones de guerra.



Durante 1937 se encargó de supervisar para el gobierno republicano el pabellón español de la Exposición Internacional de París. Dalí le pintó su segundo y último retrato: El sueño. El 16 de septiembre de 1938, ayudado en los gastos de viaje por sus amigos Charles Noailles y Rafael Sánchez Ventura, viajó a Hollywood de nuevo, esta vez encargado por el gobierno republicano de la supervisión, como consejero técnico e histórico, de dos películas acerca de la Guerra Civil que se iban a rodar en Estados Unidos.



Terminada la Guerra, en 1941, cuando comenzaba el rodaje de Cargo of Innocents, la asociación general de productores estadounidenses prohibió toda película en contra de Franco, lo que significó el fin del proyecto, en el que estaba implicado Buñuel. Sin trabajo y con poco dinero, y ya con su mujer e hijos reunidos con él, aceptó el encargo que le ofrece el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, como productor asociado para el área documental y supervisor y jefe de montaje de documentales para la Coordinación de Asuntos Interamericanos, que dirigía Nelson Rockefeller. Su misión era seleccionar películas de propaganda antinazi; tenía despacho propio y personal a su cargo. De este cargo fue despedido en 1943 a raíz de la publicación del libro La vida secreta de Salvador Dalí, donde el pintor tachaba a Buñuel de ateo y hombre de izquierdas. Un periodista del Motion Pictures Herald atacó a Buñuel en un artículo donde advertía acerca de lo peligroso que resultaba la presencia de este español en un museo tan prestigioso. Buñuel se reunió con Dalí en Nueva York para pedirle explicaciones y esa entrevista significó la ruptura de sus relaciones.



Volvió a Hollywood y se puso a trabajar para la Warner Brothers como jefe de doblaje de versiones españolas para América Latina. Acabada la colaboración con la Warner en 1946, se quedó en Los Ángeles en busca de un trabajo relacionado con el cine y de que le concedieran la nacionalidad estadounidense, que había solicitado.



Etapa mexicana

Cuando Luis Buñuel aún estaba viviendo del dinero que había ahorrado el año anterior, la casualidad quiso que en una cena en casa del cineasta francés René Clair se encontrara con Denise Tual, la viuda del actor ruso Pierre Batcheff (protagonista de Un perro andaluz, quien se había suicidado en 1932). La mujer, que se había vuelto a casar, con el productor francés Ronald Tual, le ofreció trabajar en el nuevo proyecto que tenía intención de realizar: La casa de Bernarda Alba, que dirigiría Buñuel. Tual, que había llegado a Los Ángeles con el interés de conocer mejor la industria estadounidense del cine, tenía intención de realizar la película entre París y México, para lo cual aprovechó su regreso a París para hacer escala en México y concretar algunos asuntos con el productor francés de origen ruso Oscar Dacingers, exiliado en ese país. Una vez allí se enteraron de que los derechos de la obra habían sido vendidos a otra productora que había pujado más alto.



Truncado el proyecto, Luis Buñuel tuvo la suerte de que Dacingers le ofreciera otro trabajo: dirigir Gran Casino, una película comercial con el conocido cantante mexicano Jorge Negrete y la primera figura argentina Libertad Lamarque. Buñuel aceptó y, una vez arreglados todos los papeles de residencia e instalado con su esposa y sus hijos, ingresó en la industria mexicana del cine. Esta primera película de su nueva etapa constituyó un rotundo fracaso[3] y durante los tres siguientes años se vio obligado a mantenerse del dinero que le enviaba su madre todos los meses.



En 1949, a punto de abandonar el cine, Dacingers le pidió que se hiciera cargo de la dirección de El gran calavera, ya que Fernando Soler no podía ser a la vez director y protagonista. El éxito de esta película y la concesión de la nacionalidad mexicana animaron a Buñuel a plantear a Dacingers un nuevo proyecto más acorde con sus deseos como cineasta, proponiéndole, bajo el título ¡Mi huerfanito, jefe!, un argumento sobre la aventuras de un joven vendedor de lotería. A esta oferta siguió una mejor respuesta por parte de Dacingers, la realización de una historia sobre los niños pobres mexicanos.



Así, en 1950 Buñuel realizó Los olvidados, película con fuertes vínculos con Las Hurdes, tierra sin pan, y que en un primer momento no gustó a los mexicanos ultranacionalistas (Jorge Negrete el primero), ya que retrataba la realidad de pobreza y miseria suburbana que la cultura dominante no quería reconocer. No obstante, el premio al mejor director que le otorgó el Festival de Cannes de 1951 supuso el reconocimiento internacional de la película, y el redescubrimiento de Luis Buñuel, y la rehabilitación del cineasta por parte de la sociedad mexicana. Actualmente, Los olvidados es una de las dos únicas películas reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.



En 1951 filmó Susana y Él, película que constituyó un fracaso comercial pero que sería revalorada en los años venideros. En 1952 salió de Ciudad de México para filmar Subida al cielo, cinta simple donde un sueño del protagonista da el toque surrealista de Buñuel y que le valió ir nuevamente a Cannes. Ese mismo año filmó Robinson Crusoe, primera película que se rodó en Eastmancolor (todos los días se enviaban las copias a California para comprobar los resultados), y, junto con La joven, que dirigió en 1960, una de las dos únicas películas que rodó en inglés y con coproducción estadounidense. En 1953 dirigió La ilusión viaja en tranvía, una de las películas consideradas "menores" pero que por su frescura y sencillez, y respaldada por escritores como José Revueltas y Juan de la Cabada, sobrevive al paso de los años.



En 1954 dirigió El río y la muerte y es elegido miembro del jurado del Festival Internacional de Cine de Cannes. En 1955, año en que filmó Así es la aurora en Francia (lo que le brinda la oportunidad de visitar a su madre en Pau), fiel a sus ideas, firmó un manifiesto en contra de la bomba atómica estadounidense, lo que, unido a su apoyo a la revista antifascista España Libre (posicionada en contra de EE. UU.), supuso su inclusión en la lista negra estadounidense hasta 1975. A partir de ese momento, cada vez que pasaban por EE. UU., tanto él como su familia eran interrogados. No obstante, Buñuel dijo que EE. UU. era la tierra más hermosa que había conocido. Cuando alguien le preguntaba si era comunista siempre contestaba que era un español republicano.



Tras Ensayo de un crimen (1955), en 1956 realizó La muerte en ese jardín, con guión de Luis Alcoriza y Raymond Queneau que adaptaba la novela homónima de Lacour. The National Film Theatre of London realizó una retrospectiva de su obra. Nazarín (1958), Palma de Oro del Festival de Cannes de 1959, es la primera de las tres películas que realizaría con el actor Paco Rabal. Ese mismo año rodó Los ambiciosos, cine de compromiso político y social. En 1960 dirigió por última vez una obra teatral, Don Juan Tenorio, en México, y realizó y estrenó en EE. UU. La joven. Después regresó a España para dirigir Viridiana, coproducción hispano-mexicana con guión escrito junto a Julio Alejandro. La película fue producida por Gustavo Alatriste (por parte mexicana) y por Pere Portabella y Ricardo Muñoz Suay, por parte de las productoras españolas UNINCI (Unión Industrial Cinematográfica) y Films 59. Estuvo protagonizada por Silvia Pinal, Francisco Rabal y Fernando Rey.



Viridiana fue presentada a concurso en el festival de Cannes de 1961 como representante oficial de España y obtuvo la Palma de Oro, que recogió el entonces Director General de Cinematografía, José Muñoz Fontán. Sin embargo, después de que el periódico vaticano L'Osservatore Romano condenara la cinta, a la que tachaba de blasfema y sacrílega, la censura española prohibió la cinta y Muñoz Fontán fue obligado a dimitir. Viridiana no se pudo proyectar oficialmente en España hasta 1977. Fue ganador del Premio Nacional de Bellas Artes por el gobierno de México en 1977.[4]



En 1962 rodó El ángel exterminador, una de sus películas más importantes y personales y en la que aludía a varias bromas privadas de su época de la Residencia de Estudiantes y del periodo surrealista transcurrido en Francia.



Etapa francesa

Ya en su etapa mexicana Buñuel había rodado varias películas de producción francesa tras las elogiosas críticas europeas de Ensayo de un crimen, Así es la aurora o La muerte en el jardín, pero su verdadera reentrada en la cinematografía francesa se produjo en 1963 con Diario de una camarera (Le Journal d'une Femme de Chambre), adaptación de la novela de Octave Mirbeau. Comienza así su cooperación con el productor Serge Silberman y el guionista Jean Claude Carrière.



En 1964 filmó su última película mexicana, Simón del desierto, que no acabó como estaba proyectada por falta de presupuesto. Aun así, obtuvo el León de Plata de la Mostra de Venecia al año 1965, año en que junto a Carrère, preparó las adaptaciones de El monje y Là-bas.



En 1966, año en que Dalí le telegrafió desde Figueras ofreciéndole preparar la segunda parte de Un perro andaluz, se estrenó Belle de jour, que obtuvo en 1967 el León de Oro en la Mostra de Venecia. Esta película obtuvo en Francia un extraordinario éxito de público y a partir de entonces los estrenos de Buñuel se convirtieron en acontecimientos culturales, lo que motivó que Silberman le concediera completa libertad creativa y los recursos suficientes para la producción de sus filmes, lo que caracterizó la etapa final de su obra. En 1969 la Mostra le otorgó el gran premio de homenaje por el conjunto de su obra.



En 1970 volvió a España para rodar, esta vez en régimen de coproducción, Tristana, protagonizada por Catherine Deneuve, que ya había protagonizado Belle de jour.



En 1972 se convirtió en el primer director español en conseguir el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, por El discreto encanto de la burguesía (Le Charme Discret de la Bourgeoisie), película que se iba a rodar en España, lo cual resultó imposible debido a la censura. Esta película, junto con La Vía Láctea (La Voie Lactée, 1968) y El fantasma de la libertad (Le Fantôme de la Liberté, 1974), conforman una especie de trilogía que ataca los cimientos del cine de narrativa convencional y el concepto causa-consecuencia, abogando por la exposición del azar como motor de la conducta y del mundo. Ese mismo año de 1972 visitó Los Ángeles, donde vivía su hijo Rafael, y George Cukor ofreció en su casa una cena en honor de Buñuel a la que asistieron, además de su hijo Rafael y Carriére, importantes cineastas como Alfred Hitchcock, Billy Wilder, G. Stevens, William Wyler, R. Mulligan, Robert Wise o Rouben Mamoulian.



En 1977 Buñuel puso el colofón a su obra con Ese oscuro objeto del deseo (Cet Obscur Objet du Désir), que recibió el premio especial del Festival de Cine de San Sebastián. En la película, que revisa temas tratados anteriormente en Viridiana o Tristana, Carole Bouquet y Ángela Molina interpretan al alimón el personaje femenino que da réplica a Fernando Rey.



En 1980 realizó su último viaje a España y fue operado de próstata. En 1981, 50 años después de haber sido prohibida, se reestrenó en París La edad de oro, fue hospitalizado por problemas de la vesícula, Agustín Sánchez Vidal publicó su obra literaria, el Centro Georges Pompidou de París organizó un homenaje en su honor y Un perro andaluz se proyectó en una pantalla colocada en el techo de este centro cultural.



En 1982 publicó sus memorias, recogidas a lo largo de los años por Carriére y tituladas Mi último suspiro.



Luis Buñuel falleció en Ciudad de México el día 29 de julio de 1983 por la madrugada, a causa de una insuficiencia cardíaca, hepática y renal provocada por un cáncer. Sus últimas palabras fueron para su mujer Jeanne: "Ahora sí que muero". Se mantuvo fiel a su ideología hasta el final: no hubo ninguna ceremonia de despedida y actualmente se desconoce dónde se encuentran sus cenizas. Ese mismo año fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza.



Su pensamiento

A los catorce años empezaron sus dudas sobre la religión, principalmente acerca de la resurrección de la carne, el juicio final, el infierno y el diablo. Según él mismo dijo, era "ateo, gracias a Dios". Amante del tabaco, del alcohol (para él, un bar era un lugar de meditación y recogimiento) y de los burdeles (aunque decía que una vez casado jamás fue infiel), quiso librarse de las normas y principios de la sociedad que en herencia le había dejado todo un sistema de prohibiciones y represiones. Le gustaba la puntualidad, el buen vestir, irse pronto a la cama y madrugar y llegó a tener una gran colección de armas. Su primera pistola la tuvo a escondidas a los catorce años, aunque bastante antes ya jugaba con la de su padre.

Durante toda su vida, Buñuel fue un rebelde, hasta el último momento estuvo luchando contra sí mismo. Su interior le dictaba unas normas sobre la muerte, la fe, el sexo... que su conciencia no podía aceptar. Esta dualidad le marcó desde su más tierna infancia. Buñuel rompió barreras luchando a favor de la libertad.



Ya con pocos años conoció la muerte de cerca, cuando un campesino de su pueblo fue asesinado por otro de un navajazo. Él se las arregló para colarse en la autopsia. Previamente, había visto cómo las aves rapaces devoraban un burro muerto y, así, cuando tuvo la ocasión, compró un burro muerto para poder ver repetida la escena: era como si disfrutase viendo cómo los buitres le arrancaban los ojos y se comían al burro, desgarrando sus carnes.



Le gustaba reflejar la visión pesimista y cruel de la vida. Así lo hizo en Las Hurdes, tierra sin pan, en Los olvidados... Sin embargo, él era pacífico y siempre estuvo obsesionado con su propia muerte. Su hermana Conchita solía recordar que de pequeña había acompañado a su hermano Luis a visitar cementerios y éste se tendía en las mesas de las autopsias. A Luis le gustaba asistir a los entierros de su pueblo, así el entierro que tiene lugar en Abismos de pasión era un reflejo de los recuerdos de su juventud, según confesó él mismo.



La visión de Buñuel chocaba con la realidad. Tenía muy presente la posibilidad de la destrucción de la tierra, pensaba en las guerras, la bomba atómica. Afirmaba que ni la libertad ni la justicia existían. El fantasma de la libertad refleja su pensamiento. Era tierno, piadoso, de vida ordenada. Tuvo una vida desahogada y una infancia feliz, pero su conciencia le llevaba a pensar en lo que él llamaba la Edad Media (los principios del siglo XX y sus miserias), es decir, las injusticias, que reflejó en Abismos de pasión, Nazarín, Él, La muerte en el jardín, La joven...



Vivió los años de represión sexual, quiso realizar una película pornográfica, pero desistió. Asistió a orgías y burdeles, pero no consumó, siempre fue fiel a su mujer. El tema del sexo fue tratado en muchas de sus películas: La joven, Ese oscuro objeto del deseo... pero en casa fue un puritano, que no permitía decir tacos. La actriz mexicana Lilia Prado mencionó a la revista SOMOS que "durante el rodaje de Abismos de pasión (1953), en un corte para almorzar entré al comedor en traje de baño con una bata transparente. Furioso (Buñuel) se vino hacia mí, se enojó mucho conmigo. Era como mojigato, odiaba decir o escuchar una mala palabra y la gente piensa lo contrario. Incluso estaba en contra del libertinaje. «Usted es una chica bien -me dijo-, no tiene por qué entrar al comedor así». Era ingenuo, limpio, tímido y sanote; representaba una contradicción por su cine surrealista y como ser humano; un hombre muy limpio, muy ingenuo, mucho muy ingenuo; un hombre muy humano, tirano en su casa como dicen sus hijos y su mujer, pero un gran hombre", aseguraba la heroína de Subida al cielo y La ilusión viaja en tranvía. Fue profundamente celoso, no permitía ni una mirada hacia su mujer. Nunca le gustó el orden establecido. Ya de pequeño fue rebelde, se resistió a llevar el uniforme al colegio, pero a la vez, y como se ha dicho, él llevó una vida muy ordenada. No le gustaba la religión ni el ejército; pero siempre habló bien de su estancia con los Jesuitas y del servicio militar.



Era, en cierto modo, un anarquista, pero en su casa se respiraba disciplina, no permitía a las mujeres asistir a las reuniones de hombres. El libro de memorias de Jeanne Rucar se llama Memorias de una mujer sin piano porque Buñuel, sin preguntar a nadie, regaló el piano de su mujer a un amigo que le trajo tres botellas de vino.



No fue nacionalista, pero añoraba España y la tierra de su infancia; se nacionalizó mexicano por pragmatismo, ya había estado a punto de nacionalizarse estadounidense unos años antes. No le gustaba viajar, pero disfrutaba al visitar los sitios que le traían buenos recuerdos. No deseaba ir por Hispanoamérica y se quedó a vivir en México. Una señora mexicana que fue vecina suya en la Colonia del Valle de la ciudad de México comentó que Buñuel nunca olvidó sus raíces: en Semana Santa lo veía solo por el jardín de su casa haciendo redobles con un tambor y dando vueltas y vueltas.



Luis Buñuel vino de una familia burguesa y muy religiosa, estudió y vivió la disciplina de la religión, pero se podría argumentar que parte de su trabajo tiene como meta, entre otros objetivos, cambiar la sociedad en la que vivimos, que se basa en la religión, la familia y el orden establecido, y que impone una moral y un comportamiento social de la que ni siquiera la burguesía que sustenta el poder es libre. Quiso que todas sus obras fueran quemadas y así tener descanso y dignidad desde la nada.



Si siempre le había obsesionado la muerte, en los últimos cinco años de su vida, sordo, con poca vista, con alguna operación que otra, dejó de ver cine, televisión y apenas cogía un libro, con excepción de La vejez de Simone de Beauvoir, que leía y releía. Pensaba en su muerte y en el fin del mundo, bromeaba con los demás acerca de su vejez. Con ayuda de su amigo Jean-Claude Carrière, que durante más de 18 años recopiló material de entrevistas y conversaciones en los descansos de las filmaciones, escribió Mon dernier soupir ('Mi último suspiro'). Ya el título refleja la obsesión que tenía en los últimos momentos de su vida; no quería darles importancia, pero pensaba en ellos. Como era ateo, pensaba en reunir el día de su muerte a todos sus amigos ateos y confesarse. Para él, ser bromista era una forma de demostrar que estaba en contra del orden. Este libro de memorias inspiraría la película documental dirigida por Javier Espada y Gaizka Urresti y titulada El último guión que protagonizan Jean-Claude Carrière y Juan Luis Buñuel, recorriendo los lugares en los que transcurrió la vida de Buñuel: Calanda, Zaragoza, Madrid, Toledo, París, New York, Los Angeles y México.



Como director

Entre 1929 y 1977 dirigió un total de 32 películas.[5] Además, en 1930 rodó Menjant garotes ("Comiendo erizos"), una película muda de únicamente cuatro minutos, con la familia Dalí como protagonista.



Un perro andaluz ("Un chien andalou", 1929).[6]

La edad de oro ("L'âge d'or", 1930).[7]

Las Hurdes, tierra sin pan (Las Hurdes, 1933).

Gran Casino (En el viejo Tampico, 1947).

El gran Calavera (1949).

Los olvidados (1950).

Susana (Demonio y carne, 1951).

La hija del engaño (1951).

Una mujer sin amor (Cuando los hijos nos juzgan, 1952).

Subida al cielo (1952).

El bruto (1953).

Él (1953).

La ilusión viaja en tranvía (1954).

Abismos de pasión (1954).

Robinson Crusoe (realizada en 1952 y registrada en 1954).

Ensayo de un crimen (La vida criminal de Archibaldo de la Cruz, 1955).

El río y la muerte (1954-1955).

Así es la aurora ("Cela s'appelle l'aurore", 1956).

La muerte en el jardín (La muerte en este jardín, "La mort en ce jardin", 1956).

Nazarín (1958-1959).

Los ambiciosos (La fiebre sube a El Pao, "La fièvre monte a El Pao", 1959).

La joven ("The Young One", 1960).

Viridiana (1961).

El ángel exterminador (1962).

Diario de una camarera ("Le journal d'une femme de chambre", 1964).

Simón del desierto (1964-1965).

Belle de jour (Bella de día, 1966-1967).

La Vía Láctea ("La Voie Lactée", 1969).

Tristana (1970).

El discreto encanto de la burguesía ("Le charme discret de la bourgeoisie", 1972).

El fantasma de la libertad ("Le fantôme de la liberté", 1974).

Ese oscuro objeto del deseo ("Cet obscur objet du désir", 1977).

Ortega y Gasset (Un Madrileño)

José Ortega y Gasset


(Madrid, 1883 - 1955) Filósofo y ensayista español. Su pensamiento, plasmado en numerosos ensayos, ejerció una gran influencia en varias generaciones de intelectuales.


Hijo del periodista José Ortega Munilla, hizo sus estudios secundarios en el colegio de Miraflores del Palo (Málaga) y los universitarios en Deusto y Madrid, en cuya universidad se doctoró en Filosofía y Letras con una tesis sobre Los terrores del año mil (1904), subtitulada Crítica de una leyenda. Entre 1905 y 1908 completó sus estudios en Leipzig, Berlín y Marburgo, donde asistió a los cursos del neokantiano Hermann Cohen.



Fue catedrático de Metafísica (su titular anterior había sido Nicolás Salmerón) de la Universidad de Madrid entre 1910 y 1936. En 1916 fue designado académico de la de Ciencias Morales y Políticas. Fundó la Revista de Occidente (1923-1936), la publicación intelectual más abierta al pensamiento europeo de nuestro siglo. Aneja a ella ha funcionado una editorial que, así como su salón de tertulias, ha representado la más selecta modernidad intelectual de su época.



Elegido diputado al proclamarse la república, fundó con Marañón y Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la República. A partir de 1936 vivió en Francia, Holanda, Argentina y Portugal. Regresó a España en 1945 y residió (salvo viajes al extranjero, especialmente a Alemania) en Madrid. En 1948 fundó con su discípulo, el prestigioso Julián Marías, el Instituto de Humanidades.



Ortega ocupó un lugar de privilegio en la historia del pensamiento español de las décadas centrales del siglo XX. Maestro de varias promociones de jóvenes intelectuales, no sólo fue un brillante divulgador de ideas sino que elaboró un discurso filosófico de notable originalidad.



Gran parte de su actividad se canalizó a través del periodismo, un mundo que conocía por motivos familiares y se adecuaba perfectamente a la esencia de sus tesis y a sus propósitos de animar la vida cultural del país. Además de colaborar en una extensa nómina de publicaciones, fundó el diario El Sol (1917), la revista España (1915) y la Revista de Occidente (1923).







En sus artículos y ensayos trató temas muy variados y siempre incardinados en la actualidad de su época, tanto de filosofía y política como de arte y literatura. Su obra no constituye una doctrina sistematizada sino un programa abierto del que son buena muestra los ocho volúmenes de El espectador (1916-1935), donde vertió agudos comentarios sobre los asuntos más heterogéneos.



No obstante, como denominador común de su pensamiento puede señalarse el perspectivismo, según el cual las distintas concepciones del mundo dependen del punto de vista y las circunstancias de los individuos, y la razón vital, intento de superación de la razón pura y la razón práctica de idealistas y racionalistas. Para Ortega, la verdad surge de la yuxtaposición de visiones parciales, en la que es fundamental el constante diálogo entre el hombre y la vida que se manifiesta a su alrededor, especialmente en el universo de las artes.



El núcleo del ideario orteguiano se encuentra en obras como España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923), La rebelión de las masas (1930), Ideas y creencias (1940), Historia como sistema (1940) y ¿Qué es filosofía? (1958).



Las cuestiones de estética y crítica literaria fueron objeto de sus reflexiones en Meditaciones del Quijote (1914), Ideas sobre la novela (1925), La deshumanización del arte (1925), Goethe desde dentro (1932), Papeles sobre Velázquez y Goya (1950) e Idea del teatro (1958). Permanentemente cercano a la realidad inmediata, abordó los asuntos políticos en Vieja y nueva política (1914), La decadencia nacional (1930), Misión de la universidad (1930) o Rectificación de la República (1931).



Su estilo, más cerca de la prosa literaria que del discurso filosófico, posee una brillantez expositiva en la que reside una de las claves del éxito y difusión de sus libros.

Manuel de Falla

El 23 de Noviembre de 1876 nace Manuel de Falla y Matheu en Cádiz. La fantasía y la creación son un componente habitual en la vida del niño.


Soñaba con ser escritor y sus primeros contactos con la música proceden de las enseñanzas de su madre y de profesores locales, no estando ausente el cante popular andaluz.

Cádiz había tenido gran desarrollo como puerto de ultramar y - aunque ya en decadencia por las modificaciones del mundo colonial - gozaba de una buena vida de representaciones de ópera y zarzuela. El mismo Falla cuenta que a los 17 años, en medio de un concierto en que se interpretaban, entre otras, obras de Grieg, sintió que su vocación definitiva era la música.

Acompañando esta primera formación musical, la religiosa - que pesaría en distintos momentos de su vida - también marcó sus primeros años.

Madrid

En la capital de la vida cutural española, en torno a 1900, reina la zarzuela. El joven Falla estudia el piano con José Tragó, profesor del conservatorio y condiscípulo de Albéniz. Comienzan a esbozarse sus primeras pequeñas composiciones y, en 1899, obtiene el Primer Premio de piano. Guíado por Amadeo Vives, intenta suerte en el mundo de la zarzuela, de las que sólo estrena una, Los amores de la Inés, con buen éxito en abril de 1902.

Su objetivo era encontrar un lenguaje en el que poder expresarse. En esta búsqueda conoce a Felipe Pedrell (1841-1922), compositor y teórico catalán, y sigue sus clases durante un par de años.

En 1904 comienza a trabajar con el escritor Carlos Fernández Shaw en la ópera La Vida Breve, que recibe al año siguiente el premio de la Academia de Bellas Artes. Ese año de 1905 logra también un premio de interpretación como pianista, pero es la composiciòn lo que le atrae. El ambiente musical español no le ofrece posibilidades de desarrollar sus proyectos. Toca en concierto obras de Debussy, y realiza al fin su ansiado viaje a París en el verano de 1907.

París

Centro del mundo artístico. Allí consigue uno de sus objetivos: Paul Dukas le recibe en su casa y escucha con atención y entusiasmo su ópera. Otro tanto le ocurre con el admirado Claude Debussy y con su compatriota Albéniz. Los cuatro serán pronto buenos amigos y el joven aprovechará sus enseñanzas. La etapa de París será fundamental, y Falla participa activamente en la construcción de ese magnífico "espacio común" de donde salieron tan importantes obras para el arte del siglo XX. Su amigo Joaquín Turina comparte estos años en la capital francesa.

Compone las Cuatro Piezas Españolas, que en marzo de 1909 son estrenadas con gran éxito por Ricardo Viñes, e inmediatamente sobre textos de Th.Gautier las Trois Melodies, que estrena en la Societé Musicale Independante al año siguiente. En estos años trabaja en lo que serán las futuras Noches... Stravinsky estrena la consagración de la Primavera. En abril de 1913 por fin estrena La Vida Breve en el Casino municipal de Niza con gran éxito, que pasa poco después a la Opera Cómica de París.

Ya en 1914 y con ánimo de permanecer en la capital francesa, comienza a trabajar en las Siete Canciones Populares Españolas.

La guerra le obliga a retornar a España, instalándose nuevamente en Madrid.

Madrid

Falla y Turina regresan a esta ciudad empujados por la guerra desencadenada en Europa. A finales de ese mismo año, el Teatro de la Zarzuela da a conocer La Vida Breve, y comienza una etapa de gran actividad.

En enero de 1915 se estrenan las Siete Canciones, que compuso en sus últimos días de París. A raíz de la guerra europea, Madrid se transformará en un centro cultural importante.

El matrimonio María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra, retoman pronto en la capital española la amistad con el músico, e inician una importante serie de colaboraciones para el teatro. Falla piensa su música en términos escénicos y trabaja con vistas al estreno de El Amor Brujo, en la que sería su primera versión, en abril de ese año. Por fin conoce Granada.

Poco después se traslada a Barcelona en compañía de los Martínez Sierra para colaborar en algunos montajes teatrales. Allí pasa una temporada - casi seis meses - durante los que termina prácticamente las Noches en los Jardines de España, y prepara una nueva orquestación de El Amor Brujo.

En abril de 1916 se estrena en Madrid Noches en los Jardines de España. Este mismo año, en que muere su gran amigo Granados, llegan los "Ballets Russes", y Diaghilev se entusiasma al oír esta obra, solicitándole sin éxito una adaptación para ballet. También se interesa en este sentido al conocer los trabajos ya avanzados de la Pantomima El Corregidor y la Molinera en la que Falla trabajaba y que se estrenará en la primavera de 1917. La presencia de los Ballets Russes en España, así como la de Diaghilev, Stravinsky, Ansermet, Rubinstein, etc. acompaña a Falla en su nueva aventura : transformar esta pantomima en un ballet.

Rubinstein, con ánimo de ayudar a Stravinsky que pasaba un mal momento económico, le hace llegar por medio de Falla algún dinero solicitándole la composición de una obra. Un pedido similar hace a don Manuel, que dará como resultado en 1919 la composición de la Fantasía Baetica para piano.

1919 es un año de contradicciones: en febrero había muerto su padre, en junio de estrenan algunos fragmentos de la nueva versión del Sombrero en Madrid, y en el mes de julio, encontrándose en Londres en pleno trabajo para el estreno de El Sombrero de Tres Picos (adaptación de El Corregidor) con los Ballets Russes y Picasso, debe partir con urgencia hacia Madrid conociendo en el camino la noticia de la muerte de su madre. Desde París, en 1918 la Princesa de Polignac le había pedido una obra para el teatrillo de su salòn. A partir de las lecturas y trabajos sobre el Quijote y la mirada puesta en el traslado definitivo a la ciudad de Granada, El Retablo ya se pone en marcha...

Granada

En 1919 llega a Granada, donde pronto instalará su casa. Ese año es el gran éxito en París de la puesta de El Sombrero de Tres Picos, también compone el Homenaje a Claude Debussy, solicitado por la Revue Musicale.

La vida en Granada le pone en contacto con un grupo de jóvenes que inician sus actividades artísticas e intelectuales. La gran figura entre ellos es Federico García Lorca, con quien le unirá una fuerte amistad.

Precisamente en unión con ellos organiza en 1922 el primer concurso del Cante Jondo, reuniendo a numerosos intelectuales y artistas para participar en estas jornadas de recuperación del "canto primitivo andaluz", con la participación de intérpretes no profesionales. De estos primeros tiempos en la ciudad admirada son varias pequeñas excursiones con amigos; una de ellas tiene como destino la Semana Santa sevillana.

El 6 de enero de 1923 don Manuel, Hermenegildo Lanz y Federico García Lorca montan en casa de este último una fundación para niños de los populares títeres de Cachiporra, que a pesar de su caracter efímero, ha tenido una gran significación, incluso como ensayo de posibilidades para el retablo próximo.

Después de una representación en concierto, en Sevilla, el Retablo de Maese Pedro se estrena con escena en París. Trabajaron en ella algunos artistas plásticos españoles, coordinados por el autor, como Angeles Ortiz, Hernando Viñes o Hermenegildo Lanz.

Finalmente en Sevilla, en 1925, tendrá lugar la primera versión escénica en España. Falla va en camino del Concerto para clave. Entretanto Psyché se estrena en Barcelona en febrero de 1925, y una década después de su estreno en Madrid, tiene lugar en París la nueva puesta del ballet El Amor Brujo con Antonio Mercé y Vicente Escudero, en el Trianon Lyrique y bajo la dirección del propio Falla.

A comienzos de febrero de 1926, el compositor continuó trabajando detalles del Concerto para clave que se estrena en un "Festival Falla" en el Palau de la Música de Barcelona, el 5 de noviembre, bajo la dirección de Pau Casals y del propio compositor. España y Francia organizan varios homenajes a Manuel de Falla que en este año ha cumplido su cincuenta aniversario. Los homenajes continúan en 1927, en Granada, Madrid, París y Barcelona. La recuperación de los clásicos españoles en el mundo de las letras tiene significación en este año de 1927, con los actos de homenaje a Góngora que llevan adelante los jóvenes poetas y músicos de la nueva generación. En mayo de ese año se estrena, en la Sala Pleyel de París, el Soneto a Córdoba de Luis de Góngora, solicitado especialmente a Falla para esas celebraciones.

En Granada, y en el marco de esas experiencias para recuperar el teatro clásico español, colabora Falla también con la "música incidental" para la representación del auto de Calderón El gran teatro del mundo, que tendrán lugar durante el Corpus en la Universidad de esa ciudad.

Para estos momentos ya comienza a pensar en la obra que le ocupará el resto de su vida: Atlántida. Después de unos trabajos sobre el texto catalán de Verdaguer, a comienzos de 1928 comienza el compositor los trabajos musicales sistemáticos tendentes a escribir una obra con un prólogo y dos partes, destinada a su estreno en las exposiciones universales del año siguiente.

Ya en 1929 se modifica el proyecto inicial y se amplian sus dimensiones. Los trabajos en esta obra ocupan toda la atención de don Manuel, que comunica al pintor y escenógrafo Jose María Sert los avances en la composición.

La década de 1930 será contradictoria y difícil para Falla. El final de la dictadura y el comienzo de la República Española en 1931 se reciba con alegría e ilusión. Su salud comienza a crearle problemas que se acentúan con los enfrentamientos entre la Iglesia y el Estado. En febrero de 1932, en medio de la desesperanza, redacta la primera parte de su testamento. Comienza entonces la búsqueda del silencio para sumergirse en los trabajos de Atlántida que avanzan lentamente y de manera desordenada, ya sin un horizonte inmediato para su presentación.

Siempre acompañado de su hermana María del Carmen pasa una temporada en Mallorca, donde se celebra ese año de 1933 el centenario de Chopin. Allí trabaja en la Balada de Mallorca y en escenas de Atlántida relacionadas con el Mediterráneo. En el mes de febrero de 1934, segunda estancia en Palma, compone Fanfare sobre el nombre de Arbós que luego encabezará su suite Homenajes.

En diciembre de 1935 completa en Granada el Homenaje a Dukas (Pour le tombeau de Paul Dukas), pieza para piano. De este año son las músicas incidentales que hace para la representación en la Universidad de Granada del auto sacramental de Lope de Vega La vuelta de Egipto.

En julio de 1936 se desencadena la guerra civil española. A partir del alzamiento militar comienza una cruel represión en Granada. El 18 de agosto es asesinado Federico García Lorca y el ánimo de Falla sufre el golpe definitivo.

El estado de salud sigue complicado en 1937. Apenas puede andar. Intenta desentenderse de presiones políticas. El 1 de enero de 1938 Franco crea el Instituto de España, del que Falla es designado - sin consulta previa - su Presidente. Las gestiones de don Manuel para dimitir son febriles hasta que lo logra.

Argentina

En el verano de 1939, ya decidido su viaje a Argentina, trabaja en la suite orquestal Homenajes para su estreno en noviembre en el Teatro Colón de Buenos Aires.

El 18 de octubre llegan los Falla al puerto de Buenos Aires a bordo del Neptunia. La guerra europea le preocupa profundamente y afecta su salud. Los trabajos en Atlántida continuaban con las habituales interrupciones a causa de la salud y otras ocupaciones. Falla en todos estos años sobrelleva una penuria económica a causa de no recibir sus derechos de autor, viviendo muy modestamente en Alta Gracia (Córdoba-Argentina).

A pesar de persistir la mala salud, don Manuel sigue fiel a sus trabajos en Atlántida. En 1944 piensa y comenta la posibilidad de dar una parte de la obra en versión de concierto, para lo que deja varias partes ya completas. En 1945 descarta una invitación del gobierno español de retornar a su tierra, y a partir de esas fechas, muertos sus amigos Sert, Zuloaga y Milliet (relacionados con aspectos de Atlántida) trabaja sólo pensando en su aspecto musical. Todavía a finales de agosto de 1946 tenemos constancia de la continuación de los trabajos en esta obra, a pesar de sus problemas de salud. El 14 de noviembre de ese año muere en su casa de Alta Gracia.