Vasco Nuñez de Balboa

Vasco Núñez de Balboa (Jerez de los Caballeros, 1475 - Acla, 15 de enero de 1519) fue un explorador, gobernante y conquistador español. Fue el primer europeo en divisar el Océano Pacífico desde su costa oriental y el primer europeo en fundar una ciudad permanente en tierras continentales americanas.




Su comienzoEra descendiente de los señores del castillo de Balboa, cerca de Villafranca, en la actual León. Se cree que su padre fue el hidalgo Nuño Arias de Balboa, pero sobre quién fue su madre hay más dudas (podría haber sido una mujer de La Antigua, de cuyo valle parecía proceder directamente también don Nuño Arias de Balboa, o tal vez una dama de Extremadura de la que se desconocen más datos). Tampoco se conoce con certeza nada de su infancia. Durante su adolescencia sirvió como paje y escudero de Pedro de Portocarrero, señor de Moguer. En 1500, motivado por su señor con las noticias de los viajes de Cristóbal Colón hacia el Nuevo Mundo, decidió emprender su primer viaje a América dentro de la expedición de Rodrigo de Bastidas. En 1501 recorrió las costas del Mar Caribe desde el este de Panamá, pasando por el golfo de Urabá, hasta el cabo de la Vela, correspondientes a la actual Colombia. Con las ganancias que produjo dicha campaña, se retiró a La Española en 1502, donde compró una propiedad, y allí

residió varios años ocupándose de la agricultura. Pero no tuvo suerte en ella, y comenzó a endeudarse; finalmente, se vio obligado a abandonarla.



En 1508, el rey Fernando el Católico sometió a concurso la conquista de Tierra Firme. Se crearon dos nuevas gobernaciones en las tierras comprendidas entre los cabos de la Vela (actual Colombia) y de Gracias a Dios (actualmente en la frontera entre Honduras y Nicaragua). Se tomó el golfo de Urabá como límite de ambas gobernaciones: Nueva Andalucía al este, gobernada por Alonso de Ojeda, y Veragua al oeste, gobernada por Diego de Nicuesa.



En 1509, queriendo librarse de sus acreedores en Santo Domingo, Núñez de Balboa se embarcó como polizón (dentro de un barril y junto con su perro Leoncico) en la expedición comandada por el bachiller y Alcalde Mayor de Nueva Andalucía Martín Fernández de Enciso que salió a socorrer al gobernador Alonso de Ojeda, quien era su superior. Ojeda junto con setenta hombres, había fundado el poblado de San Sebastián de Urabá en Nueva Andalucía. Sin embargo, cerca del establecimiento existían muchos indígenas belicosos que usaban armas venenosas, y Ojeda había quedado herido de una pierna. Poco después, Ojeda se retiró en un barco a La Española, dejando el establecimiento a cargo de Francisco Pizarro, que en ese momento no era más que un valiente soldado en espera de que llegara la expedición de Enciso. Ojeda le pidió a Pizarro que se mantuviera con unos pocos hombres por cincuenta días en el poblado, o que de contrario usara todos los medios para regresar a La Española.



Antes de llegar la expedición a San Sebastián de Urabá, Fernández de Enciso descubrió a Núñez de Balboa a bordo del barco y lo amenazó con dejarlo en la primera isla desierta que se encontrara. Pero el bachiller quedó convencido de la utilidad que tenían los conocimientos de Núñez de Balboa en aquella región, que había explorado ocho años atrás, sumado a los pedidos de la tripulación de que no cometiera ese acto, por lo que no le quedó más remedio que perdonar su vida y mantenerlo a bordo. De hecho, ambos se pusieron de acuerdo para eliminar a Nicuesa de la gobernación de Veragua.



La fundación de Santa María la Antigua del Darién.



Pasados los cincuenta días, Pizarro comenzó a movilizarse para regresar a La Española, cuando justamente llegó la embarcación de Fernández de Enciso. Núñez de Balboa había adquirido popularidad entre sus compañeros gracias a su carisma y a su conocimiento del territorio. En cambio, con Fernández de Enciso era más apreciable el disgusto entre los hombres, ya que el bachiller, usando sus facultades como Alcalde Mayor ordenó el regreso a San Sebastián, cuando la mayor sorpresa era que el poblado estaba totalmente destruido, sumado a que los indígenas los esperaban y comenzaron a atacar sin descanso.



Debido a lo peligroso del territorio, Núñez de Balboa sugirió que el poblado de San Sebastián fuera trasladado hacia la región del Darién, al oeste del golfo de Urabá, donde la tierra era más fértil y habitaban indígenas menos belicosos. Fernández de Enciso tomó con seriedad dicha sugerencia. Más tarde, el regimiento se trasladó a Darién, donde los esperaba el cacique Cémaco, junto con 500 combatientes prestos a la batalla. Los españoles, temerosos de la gran cantidad de combatientes, ofrecieron sus votos ante la Virgen de la Antigua, venerada en Sevilla, de que si resultaran victoriosos en la batalla darían su nombre a una población de la región. La batalla fue muy reñida para ambos bandos, pero por un golpe de suerte los españoles salieron victoriosos.



Cémaco, quien fue señor de la comarca, junto con sus combatientes, abandonó el pueblo hacia la selva del interior. Entonces los españoles decidieron saquear las casas y reunieron un gran botín consistente en alhajas de oro. A cambio, Núñez de Balboa hizo promesa del voto y fundó en septiembre de 1510 el primer establecimiento permanente en tierras continentales americanas, Santa María la Antigua del Darién.



Núñez de Balboa, Alcalde de Santa María



El triunfo de los españoles sobre los indígenas y la posterior fundación de Santa María la Antigua del Darién, situada ahora en un lugar relativamente calmo, dieron a Vasco Núñez de Balboa autoridad y consideración entre sus compañeros, hartos del Alcalde Mayor Fernández de Enciso, a quien calificaban de déspota y avaro por las restricciones que tomó contra el oro, que era objeto de codicia de los colonos.



Núñez de Balboa aprovechó la situación haciéndose vocero de los colonos disgustados, y usando la ley destituyó a Fernández de Enciso del cargo de gobernante de la ciudad, con una prueba contundente: siendo sustituto Ojeda estaba controlando un área que se encontraba en Veragua, al oeste del Golfo de Urabá (límite de las dos gobernaciones). Su mandato era ilegítimo porque el gobernante era Nicuesa y no Ojeda: Fernández de Enciso debía ser depuesto y arrestado. Luego de la destitución, se estableció un Cabildo abierto y se eligió un gobierno municipal (el primero en el continente americano) y se designaron dos alcaldes: Martín Samudio y Vasco Núñez de Balboa.



Poco después llegó a Santa María una flotilla encabezada por Rodrigo Enrique de Colmenares, que tenía como objetivo encontrar a Nicuesa, quien también estaba en aprietos en algún lado del norte de Panamá. Cuando supo de los hechos persuadió a los colonos de la ciudad de que debían someterse a la autoridad de Nicuesa, ya que se hallaban en su gobernación; Enrique de Colmenares invitó a dos representantes que el Cabildo nombraría para que viajaran con su flotilla y ofrecer a Nicuesa el control de la ciudad. Los dos representantes fueron Diego de Albites y Diego del Corral.



Núñez de Balboa, Gobernador de Veraguas



Enrique de Colmenares, encontró a Nicuesa bastante malherido y con pocos hombres cerca de Nombre de Dios, debido a una escaramuza que tuvo con indígenas de esa región; luego del rescate, el gobernador escuchó de las hazañas de Núñez de Balboa, del botín del cacique Cémaco y de la prosperidad que había en Santa María; Nicuesa respondió que habría castigos y despojos cuando asumiera el cargo en la ciudad, ya que consideró el acto de Núñez de Balboa como una intromisión de su autoridad en Veragua.



Los representantes de Santa María fueron persuadidos por Lope de Olano, que estaba encarcelado junto con varios presos descontentos, de que iban a cometer un error grave si entregaban el control a Nicuesa, que era calificado de avaro y cruel, y que era capaz de destruir la prosperidad de la ciudad. Con estas pruebas, de Albites y del Corral huyeron al Darién antes que Nicuesa llegara e informaron tanto a Núñez de Balboa como al resto de las autoridades municipales de las intenciones del gobernador.



Cuando Nicuesa llegó al puerto de la ciudad, apareció una muchedumbre y se desencadenó un tumulto, que impidió al gobernador desembarcar en la ciudad. Nicuesa insistió en ser recibido no ya en calidad de gobernador, sino como de un simple soldado, pero aún así los colonos se negaron a que desembarcara en la ciudad. En cambio, fue obligado a montarse sobre un barco en malas condiciones y pocas provisiones y fue dejado a la mar el 1 de marzo de 1511 y junto al ex-gobernador se le unieron 17 personas; el barco desapareció sin dejar rastro de Nicuesa y sus acompañantes, y así Núñez de Balboa obtuvo el cargo de gobernador de Veragua.



El conquistador



Núñez de Balboa obtuvo el cargo de gobernador después de la expulsión y posterior desaparición de Diego de Nicuesa, y con ello el mando absoluto de Santa María y Veragua. Una de sus primeras acciones era juzgar al bachiller Fernández de Enciso por el delito de usurpación de autoridad; fue condenado a la cárcel y sus bienes fueron confiscados, aunque posteriormente fue dejado en libertad a cambio de que volviera a La Española y después a España. En el mismo barco, iban acompañándolo dos representantes de Núñez de Balboa, que explicarían todos los sucesos de la colonia y tenían órdenes de petición de más hombres y suministros para proseguir con la conquista de Veragua.



Mientras, Núñez de Balboa comenzó a mostrar su faceta de conquistador embarcándose al oeste y recorriendo el istmo de Panamá, sometiendo a varias tribus indígenas y fortaleció su amistad con otras, intentando remontar ríos, montañas y pantanos malsanos en busca de oro, esclavos y ampliar sus dominios. También pudo aplacar revueltas de varios españoles que desafiaban su autoridad; su poder de fuerza, diplomacia y poder de concilio logró cierto respeto y temor entre los indígenas; irónicamente en una carta enviada al rey de España expresó que: «He ido adelante por guía y aun abriendo los caminos por mi mano».



Logró la siembra del maíz y recibió provisiones de La Española y de España, e hizo que sus soldados se habituaran a la vida de exploradores de tierras coloniales. Núñez de Balboa logró recoger mucho oro, sobre todo de los adornos de las mujeres indígenas y el resto obtenido por formas violentas. En 1513, escribió una extensa carta al rey de España en la que le solicitaba más hombres aclimatados en La Española, armas, provisiones, carpinteros para construir buques y los materiales necesarios para levantar un astillero. En 1515, en otra carta hablaba de su política humanitaria para con los indígenas y aconsejaba al mismo tiempo, que las tribus caníbales o temidas fueran castigadas con severidad extrema.



Durante finales de 1512 e inicios de 1513, llegó a una comarca donde dominaba el cacique Careta, lo dominó fácilmente y luego se hizo su amigo, recibiendo el bautismo y pactó alianza con Núñez de Balboa, asegurando la subsistencia de la colonia, ya que el cacique prometió ayudar a los españoles con alimentos. Núñez de Balboa prosiguió su conquista llegando a las tierras del vecino y rival de Careta, el cacique Ponca, y éste huyo de su comarca hacia las montañas, dejando sólo a los españoles y los indígenas aliados de Careta que saquearon y destruyeron las casas de la comarca. Poco después, fue hacia los dominios del cacique Comagre, territorio fértil pero muy salvaje, aunque cuando llegaron fueron recibidos pacíficamente a tal punto que fueron invitados a un agasajo; de igual manera Comagre fue bautizado.



Es en esta comarca donde Núñez de Balboa escucha por primera vez de la existencia de otro mar, todo esto por una disputa que hicieron los españoles con el poco oro que recibirían cada uno. Panquiaco, hijo mayor de Comagre, enojado por la avaricia de los españoles, tumbó la balanza que medía el oro y replicó: «Si tan ansiosos estáis de oro que abandonáis vuestra tierra para venir a inquietar la ajena, yo os mostraré una provincia donde podéis a manos llenas satisfacer ese deseo». Panquiaco relató de un reino al sur donde la gente era tan rica que utilizaban vajillas y utensilios en oro para comer y beber, y que necesitaban al menos mil hombres para vencer las tribus que habitaban tierra adentro y los que estaban en las costas del otro mar.



El descubrimiento del Mar del Sur



La noticia inesperada de un nuevo mar rico en oro fue tomada muy en cuenta por Núñez de Balboa. Decidió regresar a Santa María a comienzos de 1513 para disponer de más hombres provenientes de La Española, y fue ahí cuando se enteró que Fernández de Enciso había persuadido a las autoridades coloniales de lo ocurrido en Santa María; así, Núñez de Balboa envió a Enrique de Colmenares directamente a España para buscar ayuda, en vista que no hubo respuesta de parte de las autoridades de La Española.



Mientras en Santa María se organizaban expediciones en busca del famoso mar. Algunos recorrieron el río Atrato hasta diez leguas hacia el interior, sin ningún éxito. La respuesta de más hombres y suministros en España fue negada, porque el caso de Fernández de Enciso ya era conocido por la Corte española. Así, a Núñez de Balboa no le quedaba más remedio que emplear los pocos recursos que tenía en la ciudad para realizar el descubrimiento.



Usando varios informes dados por caciques indígenas amigos, Núñez de Balboa emprendió el viaje desde Santa María a través del istmo de Panamá el 1 de septiembre de 1513, junto con 190 españoles, algunos guías indígenas y una jauría de perros. Usando un pequeño bergantín y diez canoas indígenas recorrieron por mar y llegaron a las tierras del cacique Careta y el día 6 se internaron junto con un contingente de mil indígenas de Careta hacia las tierras de Ponca, que se había reorganizado; pero fue vencido, sometido e hizo alianza con Núñez de Balboa. Luego de varios días y uniéndose varios hombres de Ponca se remontaron a la espesa selva el día 20 y pasando con algunas dificultades llegaron el día 24 a las tierras del cacique Torecha, que dominaba el poblado de Cuarecuá. En este poblado se desencadenó una férrea y persistente batalla; Torecha fue vencido y muerto en combate. Así, los hombres de Torecha decidieron aliarse con Núñez de Balboa, aunque gran parte de la expedición estaba exhausta y malherida por el



combate y muchos de éstos decidieron hacer descanso en Cuarecuá.



Los pocos que siguieron a Núñez de Balboa se internaron a las cordilleras del río Chucunaque el día 25. Según informes de los indígenas, en la cima de esta cordillera se podía ver el mar, así que Núñez de Balboa se adelantó al resto de los expedicionarios, y antes del mediodía logró llegar a la cima y contemplar, lejos en el horizonte, las aguas del mar desconocido. La emoción fue tal que los demás se apresuraron a demostrar su alegría y felicidad por el descubrimiento logrado por Núñez de Balboa. El capellán de la expedición, el clérigo Andrés de Vera, logró entonar el Te Deum Laudamus, mientras que el resto de los hombres erigieron pirámides de piedras e intentaron con las espadas, grabar cruces e iniciales sobre la corteza de los árboles del lugar, dando fe que en ese sitio se había realizado el descubrimiento. Todo eso ocurrió el 25 de septiembre de 1513.



La posesión y conquista del Mar del Sur



Pasado el momento épico del descubrimiento, la expedición bajó de las cordilleras rumbo al mar llegando a las tierras del cacique Chiapes, hubo un breve combate pero fue vencido e invitado a participar de la expedición. De la comarca de Chiapes salieron tres grupos en busca de caminos que llegaran al mar; el grupo que lideraba Alonso Martín llegó a sus orillas dos días después, embarcándose en una canoa y dando fe que había navegado por primera vez dicho mar. De regreso avisó a Núñez de Balboa y éste marchó con 26 hombres que llegaron a la playa; Núñez de Balboa levantó sus manos, en una estaba su espada y en otra un estandarte el cual estaba pintada la Virgen María, entró al mar hasta las rodillas y tomó posesión del mar en nombre de los soberanos de Castilla.



Después de haber recorrido más de 110 kilómetros, bautizó al golfo donde estaban como San Miguel, porque fue descubierto el día de San Miguel Arcángel, 29 de septiembre y al nuevo mar como Mar del Sur, nombre dado entonces al Océano Pacífico, por el recorrido que tomó la exploración al llegar a dicho mar. Este hecho es considerado por la historia como el capítulo más importante de la conquista, después del descubrimiento de América.



Posteriormente, Balboa se quiso proponer la búsqueda de las comarcas ricas en oro. Así decidió recorrer las tierras de los caciques Coquera y Tumaco, Núñez de Balboa los venció fácilmente y tomando sus riquezas en oro y perlas, se enteró después que las perlas se producían en abundancia en unas islas donde regía Terarequí, un poderoso cacique que dominaba esa región. Así Núñez de Balboa decidió embarcarse en canoa hacia esas islas, a pesar que era el mes de octubre de 1513 y las condiciones climáticas no eran las mejores. Apenas logró divisar las islas, y llamó Isla Rica (hoy Isla del Rey) a la mayor de éstas; y a toda la región la llamó Archipiélago de las Perlas, cabe anotar este nombre aún lo posee en la actualidad.



En noviembre, Núñez de Balboa decide regresar a Santa María la Antigua del Darién pero usando una ruta diferente, para seguir conquistando territorios y obtener mayores riquezas con su botín. Atravesó las comarcas de Teoca, Pacra, Bugue Bugue, Bononaima y Chiorizo, venciéndolos algunos con fuerza y otros con diplomacia. Cuando llegó a los territorios del cacique Tubanamá, Núñez de Balboa tuvo que enfrentarlo con mucha violencia y lo logra vencer; en diciembre llega a las tierras del cacique Pocorosa en el golfo de San Blas, ya en el Caribe y luego se dirige a las tierras de Comagre, donde ya el cacique había muerto por la edad y su hijo Panquiaco era el nuevo cacique.



De ahí decidió atravesar las tierras de Ponca y Careta, para finalmente llegar a Santa María el 19 de enero de 1514, con un gran botín de artículos de algodón, más de 100 mil castellanos de oro, sin contar con la cantidad de perlas; pero esto no se comparaba con el descubrimiento de un nuevo mar para los españoles. Núñez de Balboa asigna a Pedro de Arbolancha para que viaje a España con la noticia del descubrimiento y envió una quinta parte de las riquezas obtenidas al rey, tal como lo establecían las leyes.





Disputas con Pedrarias



Las acusaciones del bachiller Fernández de Enciso, a quien Núñez de Balboa había despojado del poder, y la destitución y posterior desaparición de Nicuesa hicieron que el rey nombrara gobernador de la nueva provincia de Castilla de Oro a Pedro Arias de Ávila, mejor conocido como Pedrarias Dávila, quién después se destacó por su actitud sanguinaria y que sustituiría la gobernación de Veragua. Cuando de Arbolancha llegó, hizo que se calmaran un poco los ánimos y las peticiones de hombres que Balboa había hecho al monarca español las cumplió éste a través del nuevo gobernador, quien partió con una expedición de 1500 hombres y 17 naves, siendo la más numerosa y completa que había salido de España con destino a América.



En esta gran expedición lo acompañaron el licenciado Gaspar de Espinosa con el cargo de Alcalde Mayor, el mismo bachiller Fernández de Enciso ahora como Alguacil Mayor, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo que iba en calidad de oficial real; varios capitanes, entre ellos Juan de Ayora como lugarteniente de Pedrarias; varios clérigos entre los que resaltaba el fraile franciscano Juan de Quevedo asignado como obispo de Santa María; y finalmente venían mujeres entre las cuales estaba Isabel de Bobadilla, esposa de Pedrarias. Más de quinientos hombres murieron de hambre o víctimas del clima poco después de desembarcar en Darién. Fernández de Oviedo expresó que caballeros cubiertos de sedas y brocados, que se habían distinguido valerosamente en las guerras de Italia, morían de inanición consumidos por la naturaleza de la selva tropical.



Balboa recibió a Pedrarias junto con sus emisarios, en el mes de julio de 1514 y aceptó bastante resignado la sustitución del cargo de gobernador y Alcalde Mayor, esto causó algo de rabia entre los colonos y algunos ya pensaban en usar las armas para enfrentarlos, sin embargo Núñez de Balboa mostró su respeto con los nuevos emisarios coloniales.



Cuando Pedrarias tomó el cargo, Gaspar de Espinosa apresó a Núñez de Balboa y se le enjuició «en ausencia», dando como resultado el pago de una indemnización a Fernández de Enciso y a otros acusadores de parte de Núñez de Balboa y fue declarado inocente de la muerte de Nicuesa, por lo que fue liberado posteriormente.



Debido a la situación de sobrepoblación en Santa María, Pedrarias llamó a varios expedicionarios para buscar nuevos sitios para establecerse; Núñez de Balboa le pidió a Pedrarias para que pudiera realizar una expedición al Dabaibe, en la cuenca del Atrato; donde se rumoreaba que existía un templo con grandes riquezas; sin embargo, esta expedición fue un fracaso y Núñez de Balboa quedó herido por los constantes ataques de los indígenas de la región.



A pesar de esto, no detuvo las ambiciones de Núñez de Balboa de seguir recorriendo nuevamente el Mar del Sur, así que logró conseguir secretamente un contingente de hombres provenientes de Cuba y la embarcación que los traía se estableció en las afueras de Santa María, el encargado de la embarcación avisó a Balboa y dio a éste la cantidad de 70 castellanos. Pedrarias no tardó en darse cuenta de la presencia de la embarcación y furioso apresó a Núñez de Balboa, le quitó a los hombres que necesitaba y estaba dispuesto a encerrar al conquistador en una jaula de madera; sin embargo, el arzobispo de Quevedo apeló para que no cometiera tal castigo.



Por suerte, en esos días, la Corona española había reconocido el gran servicio de Núñez de Balboa, y el rey lo investía con el cargo de Adelantado del Mar del Sur y Gobernador de Panamá y Coiba; sumado a eso el rey recomendó a Pedrarias que guardara todas las consideraciones y que lo consultara de cualquier asunto relacionado a la conquista y el gobierno de Castilla de Oro. Esto motivó que Pedrarias absolviera a Núñez de Balboa por el asunto de la llegada clandestina de hombres para su campaña.



Ocaso y muerte



A partir de ese momento la rivalidad entre Núñez de Balboa y Pedrarias cesó de repente, en parte también por la acción tomada por el arzobispo de Quevedo junto con Isabel de Bobadilla para dar en matrimonio a una de las hijas de Pedrarias, María de Peñalosa, que se encontraba en España; así se dispuso el matrimonio y el arzobispo partió rumbo a España. Las relaciones amistosas con Pedrarias duraron apenas dos años y Núñez de Balboa comenzó a tratarlo con afecto paternal.



Núñez de Balboa quiso continuar la exploración del Mar del Sur, pero su suegro retardó en todo lo posible su partida. Como la oposición a este proyecto ya no era sostenible dentro de la aparente cordialidad que reinaba entre ambos, Pedrarias consintió que Núñez de Balboa llevara a cabo dicha expedición, dando licencia al conquistador para que explorara por un año y medio.



Así entre 1517 y 1518, Núñez de Balboa se trasladó a Acla con 300 hombres y logró preparar los materiales para hacer los barcos, haciendo uso de indígenas y esclavos africanos. Logró trasladarse hasta el río Balsas donde construyó cuatro navíos. Navegó 74 kilómetros por el Pacífico, recorriendo el archipiélago de las Perlas y luego las costas de Darién hasta Puerto Piñas, lugar donde existían muchas de estas frutas. Durante estas exploraciones escuchó acerca de un gran imperio que quedaban en las tierras al sur y de las grandes riquezas que ésta tenía, para poder viajar hasta esas tierras de riquezas ilimitadas regresó a Acla para continuar la construcción de embarcaciones más sólidas que lo pudieran examinar.



No obstante, al regreso Pedrarias le escribió cartas en términos cariñosos para que se presentara ante él con mucha urgencia, y Balboa accedió rápidamente. En mitad de camino se encontró con un grupo de hombres al mando de Francisco Pizarro, quien lo detuvo por orden del gobernador y fue acusado de traidor por intento de usurpación del poder contra Pedrarias y de tratar de crear un gobierno aparte en el Mar del Sur. Núñez de Balboa indignado, negó esta acusación y solicitó que se le enviara a La Española o a España para su juicio; pero Pedrarias, en conjunto con el alcalde de Espinosa, ordenaron que se ejecutara el juicio lo más pronto posible y que se abrió a mediados enero de 1519. Núñez de Balboa fue sentenciado por de Espinosa con la pena de muerte el 15 de enero e iba a ser decapitado junto con cuatro de sus amigos, Fernando de Argüello, Luis Botello, Hernán Muñoz y Andrés Valderrábano acusados de cómplices, en el poblado de Acla, como demostración que la conspiración tenía raíces en la colonia.



Núñez de Balboa fue conducido al patíbulo con sus amigos y la voz del pregonero que iba a cometer la ejecución dijo: «Ésta es la justicia que el Rey y su teniente Pedro Arias de Ávila mandan hacer contra este hombre por traidor y usurpador de los territorios de la Corona». Núñez de Balboa no pudo contener su indignación y respondió: «Mentira, mentira; nunca halló cabida en mí semejante crimen; he servido al Rey como leal, sin pensar sino en acrecentar sus dominios». Pedrarias observó la ejecución, oculto detrás de un tablado: un verdugo con un hacha consumó el castigo. Las cabezas de los decapitados permanecieron varios días expuestas en el pueblo, ante la curiosidad y temor de los habitantes. Se desconoce el destino de los restos de Núñez de Balboa, debido en parte a que los textos y crónicas no mencionan lo que ocurrió después de su ejecución.



Y fue así como Francisco Pizarro, al entregar a Nuñez de Balboa a su muerte, consiguió el apoyo de Pedrarias para la organización de la expedición que lo llevaría a la conquista del Perú, y Gaspar de Espinosa fue quien recorrió parte del Mar del Sur en los barcos que el mismo Núñez de Balboa mandó a construir. Luego en 1520, Fernando de Magallanes rebautizaría el mar como Océano Pacífico, por sus aparentemente calmas aguas.



Su legado



Actualmente, el nombre de Vasco Núñez de Balboa se le da a parques y avenidas de Panamá, e incluyen un monumento dedicado a su hazaña de la posesión del Mar del Sur; mirando hacia el Océano Pacífico, en su honor se ha bautizado la moneda oficial del país con la denominación balboa, apareciendo su rostro en el anverso de algunas monedas. Su nombre designa asimismo a uno de los principales puertos en el canal de Panamá y al distrito que abarca el Archipiélago de las Perlas, lugar que llegó a descubrir.



La máxima Orden otorgada por el gobierno panameño a personajes destacados y sobresalientes en el orden nacional e internacional fue establecida mediante la Ley 27 del 28 de enero de 1933, y dio en llamarse la Orden Vasco Núñez de Balboa con diversas denominaciones de grado.



En Madrid, España, su nombre también aparece en una calle y una estación subterránea del Metro.



En San Diego, California, su apellido lo lleva el Parque Balboa.