(¿1468?- 1502), navegante y descubridor nacido en Moguer
(España). Era el segundo hermano de los "Niño" que participaron
activamente en el Descubrimiento de América. Fue como piloto mayor en la nao
capitana Santa María en el primer viaje descubridor. También acompañó a
Cristobal Colón y demás miembros de su familia, en el segundo viaje colombino.
Pedro Alonso también descubrió, en un viaje posterior a Paria, la Isla
Margarita y la Punta de Araya, en las Antillas Menores.
Pedro Alonso Niño o Peralonso Niño, fue el segundo hijo de
Alfón Pérez Niño, nació en Moguer, sobre el año 1468. La familia
"Niño" constituía una estirpe de marinos avezados y curtidos en
travesías por el Atlántico y el Mediterráneo. Fue creciendo en el ambiente
marinero de su familia, formándose como marino hasta adquirir amplia
experiencia.1 Fue apodado como “El negro”, por su relación con el comercio de
esclavos africanos.
Estuvo casado dos veces, con Juana Muñiz, de cuya unión
nacieron Juan Niño, Isabel Quintero y Leonor Fernández, y con Leonor de Boria,
con quien procreo a Francisco Niño. Alice Gould se inclina, sin embargo, por un
solo matrimonio, argumentando las duplicidades o coincidencias en los nombres.
Tuvo una participación fundamental en los preparativos y
desarrollo del viaje descubridor. Los Niño, una vez superados los primeras
reticencias al proyecto de Colón, se convirtieron en férreos defensores del
viaje, y pusieron todo su empeño en llevar a cabo la empresa Colombina.
Convencieron a la marineria moguereña, y resto de marinos que habitualmente
navegaban con ellos, para que se alistaran en el viaje colombino. Junto a sus
hermanos, organizarón los preparativos de la carabela de su familia “La Niña”,
en julio de 1492, en el Puerto de la Ribera.1 2
En el primer viaje colombino, cuya partida se produjo el 3
de agosto de 1492, Pedro Alonso fue piloto mayor de la Santa María de la
expedición descubridora.2 1 El 12 de octubre de 1492 se culmina el viaje con el
descubrimiento del nuevo mundo. Tras el encallamiento de la carabela Santa
María, el 25 de diciembre de 1492, “La Niña “se convirtió en la nave capitana.
Al mando de La Niña regresa Cristóbal Colón, y Pedro Alonso Niño como piloto mayor.1
En 1493 participó en el segundo viaje colombino, como piloto
mayor de la nave capitana. Regresaron rápidamente a la península, ya que estaba
en Cádiz el 7 de marzo de 1494. Por este viaje recibió diecisiete mil
maravedís.
Entre el 4-9 de abril de 1494, se encontraba en la Corte de
Medina del Campo, y en julio en Sevilla, de donde partió de nuevo hacia las
indias en octubre. En abril de 1495 estaba de regreso en Sevilla. El 16-17 de
junio de 1496, zarpo de nuevo, como piloto mayor, en la nao “Santa María de
Guía”, propiedad de García Álvarez de Moguer, junto a las carabelas “Lázaro” y
“Catalina”. Tras una corta estancia en Indias, regresaron a Cádiz, el 2 de
diciembre de 1496, volviendo como capitán y piloto mayor de la flota.2
Aunque estaba alistado para hacer el tercer viaje colombino,
al final no pudo realizarlo. Según parece en esa fecha se encontraba en la
corte, enseñando a cartear al príncipe Don Juan, el malogrado hijo varón de los
monarcas Fernando e Isabel. Durante su estancia en la corte, gestionó una
capitulación que le permitiera viajar a las costas de Paria.1
Pedro Alonso Niño planteó realizar una expedición3
particular a las tierras recién descubiertas, en la Costa de las Perlas
(Paria), la cual había dejado deslumbrados a los exploradores de los primeros
viajes colombinos. Para ello buscó la financiación de Luis Guerra, el
bizcochero de Triana, rico comerciante al que impuso que su hermano Cristóbal
Niño fuera el capitán de la expedición, quedando Pedro Alonso Niño de piloto
mayor de la nave, una carabela con 33 hombres.2
La marinería estaba compuesta por gentes de la confianza de
Pedro Alonso como, Alonso García, Juan Barrero, que habían estado ya en el
lugar y, por lo tanto, estaban familiarizados con lo que se iban a encontrar.
Bartolomé de las Casas relata la gesta de Alonso de esta
forma:
Uno de los primeros que a par cuasi de Hojeda vinieron a descubrir,
fueron un Peralonso Niño y un Cristóbal Guerra, vecinos, el Guerra, de Sevilla,
y el Peralonso creo que era del Condado. Este Peralonso Niño vino cierto con el
Almirante al descubrimiento de Paria, y debióse de tornar a Castilla en los
cinco navíos, y esto está probado con testigos contestes, y yo he visto sus
dichos en el susodicho proceso, y uno que dijo que no había ido en aquel viaje
a Peralonso Niño con el Almirante, yo sé que contra el Almirante, por derecho
del juicio, podía ser repelido, así que Peralonso Niño habida licencia del rey
o del obispo para descubrir, con instrucción y mandado que no surgiese con su
navío ni saltase en tierra con 50 leguas de la tierra que había descubierto el
Almirante. Como no tuviese tantos dineros como habría menester o quizá
ningunos, tractó con Luis Guerra, vecino de Sevilla, que tenía hacienda, que le
armase un navío; el Luis Guerra se ofreció a hacello y, entre otras
condiciones, fue un tanto que su hermano Cristóbal Guerra fuese por capitán de
él. Partió, pues, Peralonso Niño por piloto y Cristóbal Guerra por capitán.
Bartolomé de las Casas
En junio de 1499, una vez realizados todos los preparativos
y cargada la nave con las mercancías a intercambiar, salió de la barra de
Saltes del puerto de Palos. Siguieron la ruta de Ojeda y llegaron a Paria por
el sur. De allí van a la Isla Margarita donde realizan el intercambio de
mercancías, consiguiendo una enorme cantidad de perlas, en palabras de Pedro
Mártir de Anglería cargaron perlas como si fuera paja. Llegan a Cumaná y siguen
consiguiendo perlas. Estos intercambios se hacían por mercancías que, para los
españoles, tenían poco valor, al igual que para los indios las perlas, dicen
los indios quedaron muy contentos, pensando que iban engañados los cristianos,
que adquirieron entonces en sus rescates más de 150 marcos de perlas.4
En esta expedición se descubrió la punta de Araya con sus
importantes salinas. Estas salinas permitieron la obtención, desde tiempos
tempranos de la conquista, de sal en el Caribe, lo cual facilitó la navegación
y las acciones realizadas en esas tierras al poder disponer de ese importante
conservaste insitu.2
La vuelta fue a mediados de 1500 y entraron en el puerto de
Bayona la Real en Pontevedra (Galicia). En Bayona vendieron 96 marcos de plata
y, al parecer quedan con otros tantos. Al no declarar las ganancias y por
consiguiente no pagar a los reyes el quinto real, Alonso fue detenido y
juzgado, saliendo absuelto y volviendo a Moguer en agosto de 1501. Permaneció
en Moguer hasta febrero de 1502, afectado por los acontecimientos y con el
favor real perdido, a pesar de haber sido declarado inocente, y seguir siendo
uno de los mejores navegantes de su tiempo.
El viaje de Pedro Alonso Niño a la Costa de las Perlas
supuso, aparte de los rescates, un gran avance en los descubrimientos
geográficos, pués fue el navegante que más se aproximó a la línea equinoccial.
El último viaje que realizó, lo hizo en la flota de Ovando,
en cuyo rol lo encontramos como piloto de resguardo, y no como piloto mayor,
cargo para el que fue elegido al parecer por el propio Fonseca. La armada de
Ovando, formada por treinta y dos barcos, zarpó el 3 de febrero de 1502. No
sabemos dónde iba Pedro Alonso Niño, pero por su experiencia técnica y el haber
sido nombrado piloto de resguardo, es probable que fuera en la capitana “Santa
María del Antigua”. En Canarias la flota se dividió en dos.
A principios de julio, cuando Antonio de Torres regresaba en
dicha nao, donde sí iba en esta ocasión Pedro Alonso Niño, un huracán a la
altura de Santo Domingo destruyó la flota, no dejando rastro de la misma. Fue
sin duda un gran desastre, pues en ella pereció, además de Torres, el
comendador Francisco de Bobadilla y Pedro Alonso Niño.
Su desaparición supuso un duro golpe para la navegación y,
sobre todo, para su familia, su viuda y sus hijos. La estela de este intrépido
y experimentado navegante, fiel a sus raíces, la siguió primero su hijo
Francisco, y el hijo de este llamado también Pedro Alonso Niño, quien acabaría
por instalarse, después de hacer la conquista y poblamiento de la provincia de
Santa Marta, en la actual Colombia, donde se casó y procreó hijos legítimos y
naturales, fruto estos últimos de la unión extramarital con una indígena. Esta
circunstancia aceleró un proceso de aculturación que con el tiempo se
convertiría en la seña de identidad del pueblo americano. En la ciudad de
Tunja, el apellido Niño arraigó y ha permanecido inalterable durante siglos
(Carradine, 1994, 2009). Algunos de sus descendientes actuales mantienen el
apellido.