Juan de Herrera fue un arquitecto, matemático y geómetra español, considerado uno de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista hispana. Nació en el año 1530 en el barrio de Movellán, en la localidad de Roiz, perteneciente al municipio cántabro de Valdáliga, y murió en Madrid el 15 de enero de 1597.
Su sobrio y severo estilo arquitectónico, llamado herreriano en su honor, fue representativo del reinado de Felipe II (r. 1556-1598) e influyó notablemente en la arquitectura española posterior, principalmente a lo largo del siglo XVII.
Su obra arquitectónica más importante es el Monasterio de El Escorial, en el municipio madrileño de San Lorenzo de El Escorial, que Herrera acabó en 1584, tras reorganizar el proyecto original de Juan Bautista de Toledo.
Como figura del Renacimiento, se interesó en diferentes ramas del saber y manifestó un espíritu aventurero y un afán de novedades. Su "Discurso sobre la figura cúbica" revela sus conocimientos de geometría y matemáticas y su participación en algunas de las campañas militares de Carlos I (en Alemania, Flandes e Italia) habla de su talante inquieto.
Juan de Herrera nace en el seno de una familia de hidalgos. Nieto de Ruy Gutiérrez de Maliaño y Herrera, señor de la casa solariega de Maliaño, su acomodada posición social le permite ingresar en la Universidad de Valladolid, donde cursa Humanidades y Filosofía.
Al acabar los estudios, en 1548, se incorpora al séquito de caballeros de Felipe II, por entonces todavía príncipe, y viaja por Flandes, Alemania e Italia, donde entra en contacto con las corrientes renacentistas del momento.
En 1553, participa como soldado en la campaña de Flandes con los ejércitos de Carlos I. En 1556, acompaña al emperador en su retiro del Monasterio de Yuste.
Tras la muerte de Carlos I en 1558, pasa al servicio de Felipe II, bajo cuyo mecenazgo desarrollará la práctica totalidad de su carrera. Se ocupa de la enseñanza del príncipe Carlos de Austria y, en el ejercicio de esta actividad, copia las figuras astronómicas del Libro del saber de astronomía, tarea que concluye en 1562.
El 18 de febrero de 1563 se pone bajo las órdenes de Juan Bautista de Toledo, autor del proyecto inicial del Monasterio de El Escorial. En 1572 asume oficialmente la dirección de las obras, que finaliza en 1584.
En 1579 es nombrado Inspector de Monumentos de la Corona, lo que contribuye a una rápida expansión por España de su estilo arquitectónico, definido en el trazado de El Escorial.
En 1583 funda la Academia de Matemáticas y Delineación (antecedente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales) y se convierte en su primer director.
En 1594 cae gravemente enfermo y abandona el trabajo activo. Muere en Madrid en 1597, donde es enterrado en la Iglesia de san Nicolás de los Servitas.
Siguiendo la voluntad reflejada en su testamento, redactado en 1584, sus restos mortales están depositados en la actualidad en la Iglesia de san Juan Bautista, en Maliaño (Cantabria).
[editar] Obra arquitectónicaHerrera comienza en la arquitectura en 1561 con las obras del Palacio Real de Aranjuez en la localidad madrileña de Aranjuez.
En 1563 comienza a colaborar con Juan Bautista de Toledo en la construcción del Monasterio de san Lorenzo del Escorial. Cuando en 1567 muere Bautista de Toledo sucede a éste en la dirección de las obras. Herrera modifica los planos, ampliándolos y cambiando la ornamentación del interior de la iglesia y la traza de la fachada, haciendo un edificio singular que llama la atención por su austeridad. Basa su diseño en la horizontalidad, la uniformidad compositiva y una sobria decoración.
Construye en El Escorial la monumental fachada occidental, la gran basílica de planta centralizada y el templete del patio de los Evangelistas. Además de esto cambia las técnicas constructivas y modifica las cubiertas. Destaca la maestría con que realiza las bóvedas planas de la estructura. Termina el edificio en 1584.
A la vez que dirige las obras de El Escorial, realiza proyectos de menor magnitud, como la fachada sur del Alcázar de Toledo (1571-1585) y la Lonja de Sevilla (1583).
Su nombramiento por Felipe II como Inspector de Monumentos de la Corona le abre las puertas a nuevos proyectos arquitectónicos, entre los que destaca la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid (1589), obra de gran envergadura, con una estructura de enorme complejidad, que quedó inconclusa, pero que sirvió de ejemplo para las catedrales de México y de Lima.
Obras principalesPalacio Real de Aranjuez (1561).
Monasterio de El Escorial (1563).
Palacio de El Quexigal (1563), edificio desaparecido, construido en Robledo de Chavela (Madrid).
Fachada sur del Alcázar de Toledo (1571–1585).
Edificio de la Casa Consistorial de Toledo (1575).
Puente de Segovia de Madrid (1582-1584).
Reconstrucción y reconversión en palacio del Castillo de Villaviciosa de Odón (1583).
Diseño de la Lonja de Sevilla, actual Archivo de Indias (1583).
Catedral de Valladolid (1589).
Real Aposento de Torrelodones (1589), edificio desaparecido, construido en el municipio madrileño homónimo.