Eduardo Chillida Juantegui (San Sebastián, 10 de enero de 1924 – San Sebastián, 19 de agosto de 2002) fue un escultor Vasco para mayor gloria de España.
Nacido el 10 de enero de 1924 fue el tercer hijo de Pedro Chillida y Carmen Juantegui. A los 18 años de edad, en 1942, comienza sus estudios para preparar el ingreso a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid. En pocos años decidió abandonar el ingreso a los estudios de Arquitectura para jugar al fútbol. Tras una fractura de rodilla cambió sus guantes de portero titular en la Real Sociedad de Fútbol por unas manos desnudas a la búsqueda de volúmenes, incitado por su vocación artística.
Fue más tarde cuando empezó a dibujar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Durante este tiempo se familiariza con el dibujo al natural. Es en este momento cuando, según él mismo narró, decidió dibujar con la mano izquierda, siendo diestro, para evitar que la resolución figurativa estuviese definida por la habilidad física. Es en este momento en Madrid donde realiza sus primeras piezas escultóricas.
Se traslada posteriormente a París donde su obra, según diferentes críticos como Cosme de Barañano comienza a tomar cuerpo. Efectúa sus primeras esculturas en yeso, impresionado por la escultura griega arcaica del Museo del Louvre. En 1950 se casa con Pilar Belzunce en San Sebastián y juntos se trasladan a París, donde debutó en 1950 con la muestra Les Mains Eblouis. Comienza su amistad con el pintor Pablo Palazuelo. Es también en estos años cuando comienza su rivalidad con el temperamental escultor Jorge Oteiza. Ambos con una obra vinculada en la tradición constructivista, pese a trabajar cada uno con temáticas parcialmente diferentes -como explicó en difrentes libros y artículos el crítico de arte y arquitectura Juan Daniel Fullaondo, Jorge de Oteiza no dejó de acusar a Eduardo Chillida de plagiar sus obras, llegando a publicar en 1991 El libro de los plagios con fotografías de obras de Chillida junto a otras similares pero anteriores de Oteiza.
En 1951 nace el primero de sus ocho hijos y pronto la familia regresa definitivamente a San Sebastián. Chillida realiza su primera pieza en hierro, Ilarik, material que utilizará a lo largo de toda su vida.
Para Chillida "lo que es de uno es casi de nadie", por ello realizó numerosas obras públicas, así como esculturas, para museos de todo el mundo. Sus esculturas dialogan con el entorno, por lo que muchas de ellas son consideradas ya lugares emblemáticos para sus ciudadanos, como ocurre con el donostiarra El peine del viento que se abre al mar de San Sebastián y se ha convertido en lugar de visita obligada, o la Puerta de la Libertad y Topos V, del barrio gótico de Barcelona, Gure Aitaren Etxea (casa de nuestros padres) en Guernica, Elogio del Horizonte en el gijonés Cerro de Santa Catalina, o Monumento a la Tolerancia en el sevillano Muelle de la Sal, a orillas del Guadalquivir.
Pese a defender en diferentes encuentros y ponencias, la "multiplicación de los dueños de la obra, en lugar de los múltiples"; es decir la obra pública como mecanismo para garantizar un acceso a su obra en lugar de la realización de obras de arte en serie. Desde los años 80 la obra de Chillida sufrió un proceso de popularización que inundó el mercado del arte con series de grabados que, combinados con la gran profusión de logos para diferentes instituciones y acontecimientos, y carteles conmemorativos, fomentaron una lectura más compositiva que reflexiva de su trabajo. Así mismo su lenguaje fue motivo de recreaciones autorizadas por el propio autor; como la utilización de sus grafías por parte de la diseñadora de moda Ágatha Ruiz de la Prada presentada en un evento festivo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 1995.
Eduardo Chillida se autodenominaba "un solitario, un solitario con Pili". Para que Chillida se dedicase al arte, su mujer Pili se ocupó de todos los asuntos. Fue, desde los 15 años, su mayor apoyo. Además de heredar el gusto por el arte, su mujer e hijos han participado en proyectos tan ambiciosos como el Museo Chillida-Leku y la montaña de Tindaya.
Uno de los aspectos más desconocidos del trabajo de Eduardo Chillida es su faceta como diseñador de interiores. Su trabajo en la residencia familiar del Monte Igueldo, propició una atmósfera de colores neutros, con sencillos muebles inspirados en la tradición popular vasca y en la muestra directa de buena parte de los elementos constructivos de la edificación. En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, inaugurado el año 2000 en el caserío de Zabalaga (municipio de Hernani, junto a San Sebastián), un hermoso caserío (construcción tradicional vasca) del siglo XVI, antigua yeguada militar, que Chillida reconstruye como si de una escultura se tratase. Zabalaga está rodeado de un gran jardín que hoy alberga la que es posiblemente la mayor colección de la obra del artista. Allí, gran parte de su obra puede disfrutarse al aire libre en un entorno mágico, a la medida de sus obras. La inauguración de Chillida-Leku contó con la presencia del escultor, ya enfermo, junto a los Reyes de España, Juan Carlos I y Sofía, el entonces presidente del gobierno José María Aznar y el entonces canciller alemán Gerhard Schröder.
El 19 de agosto de 2002 falleció en su casa del Monte Igueldo en San Sebastián.
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